martes, 3 de mayo de 2011

¿Murió Osama y ahora...?, ¿El mundo será ahora más seguro y más justo?

Osama_Bin_Laden_wanted_poster La muerte de Osama Bin Laden plantea innumerables interrogantes. Una más que ilustran la profunda crisis moral de la “civilización occidental y cristiana” que Estados Unidos dice representar.

Más allá del rechazo a este señor y sus métodos de lucha, la naturaleza de la operación llevada a cabo por los Seals americanos es un acto de incalificable barbarie perpetrado bajo las órdenes directas de un personaje que con sus conductas cotidianas deshonra el galardón que le otorgara el parlamento noruego al consagrarlo como Premio Nobel de la Paz del año 2009.

De acuerdo a lo establecido por Alfred Nobel en su testamento esta distinción, recordémoslo, debía ser adjudicada, “a la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz.

Este señor que anunció al pueblo estadounidense la muerte del líder de Al Qaeda diciendo que “se ha hecho justicia”. Un operativo comando es lo menos parecido al debido proceso, y arrojar los restos de su víctima al mar para ocultar las huellas de lo actuado es algo propio de mafiosos o genocidas. Lo menos que debería hacer el parlamento noruego es exigirle la devolución del premio.

Muchas interrogantes que permanecen en las sombras, y la tendencia del gobierno de los Estados Unidos a desinformar a la opinión pública torna aún más sospechoso este operativo. Una Casa Blanca que solo sabe mentir (nose si recuerdas las “armas de destrucción masiva” existentes en Irak, o el infame Informe Warren que sentenció que no hubo conspiración en el asesinato de Kennedy, obra del “lobo solitario” Lee Harvey Oswald) nos obliga a pensar muchas cosas.

¿Era Bin Laden o no?
¿Por qué no pensar que la víctima podría haber sido cualquier otro?
¿Dónde están las fotos, las pruebas de que el occiso era el buscado?
¿Se le practicó un ADN?
¿cómo se obtuvo, dónde están los resultados y quiénes fueron los testigos?
¿Por qué no se lo presentó ante la consideración pública, como se hiciera, sin ir más lejos, con los restos del Comandante Ernesto “Che” Guevara?
¿cómo es posible que en un combate que se extendió por espacio de cuarenta minutos los integrantes del comando norteamericano regresaran a su base sin recibir siquiera un rasguño?
¿Tan poca puntería tenían los defensores del fugitivo más buscado del mundo, de quien se decía que poseía un arsenal de mortíferas armas de última generación?
¿Quiénes estaban con él? Según la Casa Blanca el comando dio muerte a Bin Laden, a su hijo, a otros dos hombres de su custodia y a una mujer que, aseguran, fue ultimada al ser utilizada como un escudo humano por uno de los terroristas. También se dijo que otras dos personas más habían sido heridas en el combate.
¿Dónde están, qué se va a hacer con ellos?
¿Serán llevados a juicio, se les tomará declaraciones para arrojar luz sobre lo ocurrido, hablarán en una conferencia de prensa para narrar lo acontecido?

Por lo que parece esta “hazaña” pasará a la historia como una operación mafiosa, al estilo de la matanza de San Valentín ordenada por Al Capone para liquidar a los capos de la banda rival.
¿Porque Osama vivo era un peligro?, ¿Un peligro para quien?, ¿un mortal como yo?, ¿para ti?.

Quizás sabía demasiado, y es razonable suponer que lo último que quería el gobierno estadounidense era llevarlo a juicio y dejarlo hablar. En tal caso se hubiera desatado un escándalo de enormes proporciones al revelar las conexiones con la CIA, los armamentos y el dinero suministrado por la Casa Blanca, las operaciones ilegales montadas por Washington, los oscuros negocios de su familia con el lobby petrolero norteamericano y, muy especialmente, con la familia Bush, entre otras. En suma, un testigo al que había que acallar sí o sí. El problema es que ya muerto Osama se convierte para los jihadistas islámicos en un mártir de la causa, y el deseo de venganza seguramente impulsará a las muchas células dormidas de Al Qaeda a perpetuar nuevas atrocidades para vengar la muerte de su líder.

No deja también de llamar la atención lo oportuna que ha sido la muerte de Bin Laden. Cuando el incendio de la reseca pradera del mundo árabe desestabiliza un área de crucial importancia para la estrategia de dominación imperial, la noticia del asesinato de Bin Laden reinstala a Al Qaeda en el centro del escenario. Si hay algo que a estas alturas es una verdad incontrovertible es que esas revueltas no responden a ninguna motivación religiosa.

Sus causas, sus sujetos y sus formas de lucha son eminentemente seculares y en ninguna de ellas -desde Túnez hasta Egipto, pasando por Libia, Bahreim, Yemen, Siria y Jordania- el protagonismo recayó sobre la Hermandad Musulmana o en Al Qaeda. El problema es el capitalismo y los devastadores efectos de las políticas neoliberales y los regímenes despóticos que aquél instaló en esos países y no las herejías de los “infieles” de Occidente.

“Se ha hecho justicia”, dice Obama, pero la justicia reclama tribunales y jueces, procedimientos sumariales, una sentencia independiente. Nada de eso ha ocurrido, ni ocurrirá. Pero el fundamentalismo islámico, ausente como protagonista de las grandes movilizaciones del mundo árabe, aparece ahora en la primera plana de todos los diarios del mundo y su líder como un mártir del Islam asesinado a sangre fría por la soldadesca del líder de Occidente.

Todo planeado

La Casa Blanca, que sabía desde mediados de Febrero de este año que en esa fortaleza en las afueras de Islamabad se refugiaba Bin Laden, esperó el momento oportuno para lanzar su ataque con vistas a posicionar favorablemente a Barack Obama en la inminente campaña electoral por la sucesión presidencial.

Hay un detalle para nada anecdótico que torna aún más inmoral norteamericana: pocas horas después de ser abatido, el cadáver del presunto Bin Laden fue arrojado al mar. La mentirosa declaración de la Casa Blanca dice que sus restos recibieron sepultura respetando las tradiciones y los ritos islámicos, ¿quien cree esto?.

Barack Obama acaba de decir que después de la muerte de Osama Bin Laden el mundo es un lugar más seguro para vivir. Se equivoca de medio a medio. Probablemente su acción no hizo sino despertar a un monstruo que estaba dormido. El tiempo dirá si esto es así o no, pero sobran las saber que esto no será así.

Qué consecuencias habrá con la muerte de este personaje si...
¿Al-Qaeda busca venganza?
¿Hay amenaza de ataque nuclear?
¿Se habla de una tercera guerra mundial?
¿Se dice que habrá (otra) crisis económica?
¿Y bush que?

Murió Osama Bin Laden, ahora...¿Qué sigue?

Fuentes:http://www.atilioboron.com/2011/05/reflexiones-proposito-de-la-muerte-de.html
http://www.soberania.org/Articulos/articulo_125.htm

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