martes, 24 de abril de 2012

Somalia, El arte de la guerra hecha negocio y la indiferencia para darle una solución

Muchos escuchamos de Somalia cuando la prensa internacional denuncia el secuestro de algún navío importante de algún país “rico”. Según ellos por “los señores de la guerra”,  que junto a ex-pescadores, se han asocian para cometer crímenes. Entonces nos preguntamos y donde están los países llamados “paladines de la Justicia” con toda la situación que vive Somalia. Y si nos ponemos a investigar un poco nos damos cuenta con la verdad y nos preguntamos ¿Quienes son los verdaderos Piratas?, ¿quienes son los que están pagando las consecuencias se todo esta barbarie?. Todo esto pasa a vista y paciencia de todos por ser países donde no hay intereses (riquezas naturales) o por que usamos su guerra para el bienestar de unos a costas de contaminar y matar a otros. “La peor guerra que viven hoy los Somalíes es la indiferencia”.

Somalia

somalia_mapSomalia es uno de los territorios más hostiles del planeta, una tierra sin ley asolada por el hambre, los grupos armados islamista y los piratas, una tierra donde es imposible desplazarse sin pagar escoltas armados.  Más de 200 empresas de seguridad privada operan a la caza de bucaneros en las costas del Índico (cerca de un 80%, británicas). Su coste, cerca de 5.000 dólares al día.

La violencia, (2011) más de 160.000 somalíes se hayan convertido en refugiados en Kenia y Etiopía y que casi un millón y medio hayan sido desplazados de sus hogares dentro de Somalia, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados. "La única ayuda que hemos visto es la de hombres de negocios somalíes que nos traen comida, eso es todo", dice Ali Mohamed en el hospital de Banadir en Mogadiscio. Su hijo, Yirow, lleva cuatro días ingresado y yace desnudo en una camilla junto a unos 25 pacientes más en un espacio junto a un pasillo en la planta baja del hospital.

Señalar a los culpables de esta eterna crisis no resulta sencillo. Anarquía y estado fallido son los dos conceptos generalmente utilizados. Sin embargo, con dos regiones autónomas “de facto” (Somaliland y Puntland) y sin un gobierno estable desde 1991, hablar de Estado “irreal” o “inexistente” y no “fallido”, quizá sea más correcto.

Sequía y cambio climático

Decir que es un problema cuando hay muchos países del este africano, igualmente afectados por esta sequía. la gran diferencia viene dada por la permanencia del estado de guerra. Desde hace veinte años los somalíes viven sumidos en un clima de violencia de unos contra otros, sin una autoridad central estable y con capacidad para atender a la satisfacción de las necesidades básicas de la población y a su seguridad.

El hambre

somalia_3 La declaración de hambruna por parte de las Naciones Unidas en dos áreas de Somalia es vista por algunas organizaciones de ayuda humanitaria como una nueva cara de una realidad denunciada desde hace varios años: los somalíes viven una crisis sistemática y crónica, no sólo producto de la sequía sino de la pobreza y el conflicto armado interno.

“En todo el país, cerca de la mitad de la población somalí  (3,7 millones de personas) está en una situación crítica. De esas personas, se estima que 2,8 millones se encuentran en el sur del país", señaló en un comunicado la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios para Somalia de la ONU.

La piratería

La piratería, que recibe un tratamiento mediático desproporcionado, es solo una de las consecuencias de esta anarquía, que oculta una realidad mucho más compleja. Otra consecuencia negativa ha sido el aumento del radicalismo islámico, de tal modo que lo que comenzó como una lucha entre clanes se ha convertido en los últimos años en una guerra entre los líderes de estos clanes, por un lado, y aquellos que demandan la aplicación de la sharia en el gobierno del país.

La verdad, Somalia y el tráfico internacional de basura tóxica

somalia_1 Lo que no se cuenta es que, aprovechando la falta de una guardia costera local, grandes navíos de pesca de diversos países pasaron a barrer sus aguas, dejando sin chance los pescadores somalís con recursos rudimentarios. Otro hecho importante es que, hace años, la población comenzó a sufrir malformaciones, cáncer y otras enfermedades típicas de contaminación. El tsunami de 2004 trajo la respuesta: las olas gigantescas lanzaron en las playas de Somalia contenedores sin identificación, llenos de basura tóxica. Era evidente que durante años navíos venían soltando esos toneles en la costa. Lo que se imaginaba es que navíos hubieran lanzado esa carga letal aprovechando el caos reinante en Somalia. Pero el documental Toxic Somalia, de Paul Moreira, transmitido por la TVE española, propone que eso es algo mucho más organizado, sigue las pistas de traficantes internacionales y nos sugiere sus vínculos con gobiernos de países industrializados.

En la secuencia, el documentalista nos remite a marzo de 1994. Las tropas yanquis e italianas se aprontan para dejar Somalia. Una periodista italiana llamada Ilaria Alpi viaja para cubrir el hecho. Ella no entiende por qué el mayor ejército del mundo se acobarda ante un pequeño grupo rebelde. La incansable periodista no para de investigar y descubre que el gobierno de  Italia regaló a la empresa Shifco de Somalia varios navíos de pesca. Ella percibe que esos navíos viajan frecuentemente a Europa, están en las manos de un grupo armado y, más importante: casi no traen pescado. Ilaria recibe la información de que estarían siendo transportados residuos tóxicos y va a entrevistar un señor de la guerra que comanda los barcos. Horas después de la entrevista, ella y su cámara mueren acribillados a balazos.

somalia_4 El caso conmueve a Italia, que inicia una investigación sobre el tráfico de basura tóxica (prohibido desde 1992) y consigue elucidar una red que vinculaba el ex-presidente Ali Mahdi a un grupo dentro de Italia. Aun habiendo reunido harta documentación y escuchas telefónicas probando el tráfico, nadie fue punido.

El periodista Luciano Scalettari asegura que en Italia eso es una constante: las investigaciones sobre tráfico de residuos son interrumpidas cuando llegan cerca de figuras importantes y no es posible siquiera crear una legislación adecuada.

El documentalista destaca que países industrializados mantienen navíos de guerra para cazar los llamados “piratas” somalís y ya detuvieron y mataron decenas de ellos, pero ningún industrial sospechoso de tirar basura tóxica ni siquiera fue acusado hasta hoy.

Datos.

Desde 1991, al menos 700.000 personas han perdido la vida en los enfrentamientos librados en el país, primero por los clanes feudales y ahora por las milicias islamistas pero nadi cice cuantos han muerto o sufren por la basura toxica. De igual modo, en tan solo diez años, el país africano ha tenido hasta once jefes de Gobierno, lo que evidencia un notable problema de identidad política. Es cierto que la religión, también es un problema. ¿Y ahora qué? Miles de somalíes siguen huyendo de unas condiciones de vida desesperadas marcadas por la guerra, la sequía y el hambre. Sus líderes no se ponen de acuerdo sobre soluciones concretas y la comunidad internacional no muestra una firme voluntad por implicarse en el remedio de sus problemas. ¿Veremos llegar el fin de la guerra en Somalia? ¿Habrá un momento en el que las agencias internacionales coordinarán sus esfuerzos para que la ayuda llegue a aquellos que realmente lo necesitan? ¿Habrá un día en que las decisiones políticas no condicionen la vida hasta la muerte? La respuesta a estas preguntas, a día de hoy, todavía no está clara.

Fuentes Somalia. aquí, Que está pasando en Somalia, Hambruna en Somalia, El arte de la guerra versión Somalia, La guerra eterna de Somalia, Somalia y el tráfico internacional de basura tóxica