Hoy quería con
Recuerdo que estaba de regreso a casa un día domingo en el auto como a eso de las 10 pm y bueno las cosas en el día no me habían ido muy bien, estaba algo molesto, algo deprimido, angustiado, y todas esas cosas malas que uno tiene cuando algo no va bien.
La noche estaba desolada y fría, pues en estos días ya esta cambiando el clima, por las noches ya hace bastante frió, y la calle estaba desolada.
De pronto la luz del semáforo cambia y a lo lejos se ve un joven de como unos 22 años, con una caja de cartón en la mano, una chalina en el cuello para cubrirse del frio, se notaba que iniciaba recién su trabajo por así decirlo. se acerca al auto para ofrecer caramelos, cigarros chiles y cosas que personas de muy pocos recursos venden para ganarse el día a día en mi país, Pero esta persona irradiaba una sonrisa muy agradable en su rostro, tanto que nos contagió a todos los que viajábamos y que a veces olvidamos por pensar que la vida no nos trata de manera injusta.
Muchas veces nos quejamos por que las cosas no van como quisiéramos que fueran, nos autoinculpamos y pensamos que somos desafortunados y que nada nos sale bien, pero existen personas que a pesar de la adversidad no dejan de darle el sentido a la vida para con los demás. y nos dan cátedra de vivir con ese positivismo que contagia.
No me imagino que ese joven haya ido a la universidad para aprender y darme esas enseñanzas, no creo que su vida sea lo mejor, no creo que ha esas horas estar parado allí, sea fácil regalar una sonrisa y he entendido que para ser feliz no necesitamos que nos vaya como nosotros queramos.
Quería compartir esta anécdota con todo mis amigos espero, que puedan acordarse cuando las cosas no nos van como quisiéramos.
y aquí una frase:
No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba. Lucio Anneo Séneca
0 comentarios:
Publicar un comentario