Por Bernardo Kliksberg (http://hcovenass.blogspot.com/) El New York Times editorializa: "Seamos claros, la crisis causada por la irresponsabilidad de los bancos costó a EEUU más de 120.000 millones". El Financial Times plantea: "La crisis surgió de la falta de liderazgo, y responsabilidad corporativa". El presidente de la comisión creada por el Congreso americano para investigar la crisis, Phil Angelides, habla de examinar en el sector financiero "la codicia, estupidez, y soberbia".
Irresponsabilidad, codicia, egoísmo, soberbia. Muchos preguntan: ¿cómo se formaron estos ejecutivos? ¿Qué falló en su preparación? ¿Cómo recibieron un bagaje ético tan precario? Todo indica que tenían una impecable preparación tecnológica, pero no había sido acompañada por una educación a fondo en lo ético. Ya encuestas previas del Aspen Institute habían mostrado que el perfil ético de graduados de algunos MBA en EEUU era peor al egresar que cuando entraron.
Las escuelas gerenciales han acusado los cuestionamientos, y muchas han puesto en marcha reformas para integrar plenamente la ética a los currículum. La demanda viene también de los mismos estudiantes.
En Harvard la promoción de 2009 tomó la iniciativa de un juramento voluntario para los MBA. Cada egresado se compromete a actuar responsable y éticamente y a "servir al interés general". En Columbia los alumnos formaron una Comisión de Liderazgo y ética que organiza conferencias sobre el tema. Los cambios cubren un amplio espectro, desde ampliar el enfoque de la formación dando como se hace en Stanford más énfasis a perspectivas multidisciplinarias, y a entender los contextos culturales, hasta integrar metas sociales en los planes de negocios de los alumnos. En Oxford algunos preparan proyectos para construir sistemas de purificación de agua en África, y desarrollar banca por internet en lugares con débil infraestructura tecnológica.
La idea común es formar estudiantes que aprendan a autopreguntarse, como resalta Saloner (Stanford): "en interés de quién estoy tomando esta decisión".
La intensa autocrítica ha generado significativos conocimientos sobre los errores cometidos. Khurana (Harvard) destaca entre ellos "una suerte de fundamentalismo de mercado tomó posesión de la educación empresarial. La nueva lógica de la primacía del accionista absolvió a la gerencia de cualquier responsabilidad diferente de los resultados financieros". Sin embargo, se debe aprender más sobre los métodos más efectivos para transmitir valores éticos. El desafío está abierto.
Bernardo Kliksberg. Presidente de la Red Iberoamericana de Universidades por la Responsabilidad Empresarial (integrada por 150 universidades de América Latina, España y Portugal)
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